28 mayo 2007
Antisemitismo, antisionismo, judeofobia
Post en los foros de Todo Política, http://www.todopolitica.com
El término “antisemita” fue ideado por el alemán Wilhem Marr en 1879 para quitar la carga religiosa que presentaba “antijudío”, ya que él se proponía incitar a sus compatriotas contra judíos religios0s y personas ateas o agnósticas de antepasados judíos; con la palabra “semita” pretendía englobar a ambos. El problema es que no existen los semitas como pueblo; existe sí el término en lingüística para denominar a un subgrupo (el IIIA, según Greenberg) de la familia afroasiática en el que se encuentran el hebreo, el árabe, el arameo y el acadio; la situación es la misma que emplear “antilatino” para alguien que se opusiese a los catalanes, por ejemplo, dado que su idioma está clasificado como latino, pese a que ese pueblo desapareció hace más de dos milenios (desde sus orígenes Roma incorporó a etruscos, samnitas y diversos pueblos itálicos no latinos que junto a la multitud de pueblos e individuos que aceptaron sus bases culturales dieron lugar al pueblo y la clase dirigente romana). Dado que no era la palabra correcta porque nadie odiaba a todos los que hablaran y/o estudiaran un idioma semita (y desde 1945 confesarse antisemita es un suicidio público) hacía falta otra. “Antisionista” fue una elección obvia para quienes teniendo esos sentimientos buscaban algún nombre que no los vinculara directamente con los nazis (como si por otra parte engañasen a alguien) , aunque examinada de cerca aún más carente de sentido que antisemita; el sionismo es un movimiento nacionalista que se basa en el vínculo de un pueblo con una tierra. Es el equivalente judío de todos los movimientos de liberación del tercer mundo y si la mayoría de los hablantes de lenguas semitas no son judíos aquí la situación es aún mas irónica ya que todos los que no están en contra de la existencia de Israel (unos 6000 millones de personas, más o menos) son en la práctica sionistas. La palabra que estamos buscando es judeofobia; fue acuñada por Leon Pinsker en 1882 y tiene la ventaja de que se determina exactamente el objeto del odio, los judíos y la naturaleza irracional del mismo (las fobias son uno de los principales fenómenos en psiquiatría). Justamente esa irracionalidad es la que la hace tan díficil de ser erradicada; en palabras de Ernesto Sábato “Al judío se lo acusa de banquero y bolchevique, avaro y dispendioso, limitado a su Ghetto y metido en todas partes (...) la judeofobia es de tal naturaleza que se alimenta de cualquier manera: cualquier cosa que el judío diga o haga servirá para avivar el resentimiento”.
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